El futuro es… I

Extráido de: Pink Floyd, Echoes. 1972.

 

«La juventud del futuro es… una roca abandonada de toda vida, pero está bien. En esos tiempos es posible que parezca tal, por su comportamiento parsimonioso y el modo en que sigue las líneas de montaje sin protesta. Se dice que allende va a ser todo mejor y lo será, porque en lo que puedo corroborar nos gusta lo que vemos día tras día. Como psicólogo que ha logrado un análisis desde la observación empírica, voy a describir algunos de los comportamientos de la juventud:

– Salen poco de sus casas.

– Están sentados todo el día y hacen la menor actividad posible.

– Escuchan la misma música, día tras día.

– Huyen de cualquier tipo de anomalía, les gusta que el mundo esté estable y las tradiciones se conserven.

– Agachan la cabeza al guardia por su figura de autoridad.

– Juegan de manera graciosa con el lenguaje contra algunos de su misma edad.

– Miran cada una de las paredes de cualquier establecimiento en busca de las reglas para un comportamiento adecuado al lugar.

– Pierden fácilmente la atención en lo que estaban haciendo hace cinco minutos (nunca acaban algo).

– Se aferran con fortaleza a la moral religiosa o a la causa de la patria.

– Se salen de los parques cuando los vigilantes lo reclaman.

– Dicen con mucha frecuencia una frase peculiar: «¿y si no es legal?»

– Aprenden y memorizan con mucha facilidad en la Universidad.

– Son bastante dependientes de sus parejas, estas son bastante importantes en el futuro, ya que son la vía para arrojar toda aquella disposición amorosa que no sabemos de dónde proviene.

– Son apasionados con los eventos internacionales de los deportes.

– No saben manejar muy bien los computadores.

– Dejan que la política la hagan los adultos.

– Les gusta bastante vestir como los actores de las vallas publicitarias.

– Le huyen al fuego y a la violencia, les hace sentir muchísimo miedo.

– Un día le pregunté a uno de ellos ¿Te gusta la aventura? Y su respuesta fue la total indiferencia,

Cuando te tenga algunas nuevas notas sobre el futuro no dudaré en mandarlas. Parece que en el futuro es muy sencillo todo cuando intentas describir las cosas.

K.»

Un progreso que se regresa a los orígenes.

Una de las cosas claras que voy viendo conforme pasa el tiempo (y luego voy aprendiendo también) es dar las cosas la importancia que tiene, aunque muchos dicen que no la tienen pero luego… ¡ai caray!

Hay unos detalles que si bien para unos es irrelevante para otros es imprescindible, o de la misma forma que si para uno es inevitable pues para otros es «colateralmente» beneficioso, las empresas de una forma u otra pues acaban apoyándose cuando ya tienen cierto ámbito, cierto tamaño y cierta infraestructura, con la excusa de que dejarían sin dar de comer a muchas personas pues deben seguir con el mismo rol una y otra vez,

En el caso de ahora que quiero tratar un poco es la indiscutible experiencia sobre mis propia palabras en redes sociales, y una de ellas es la que usamos en las mas comunes como por ejemplo las dos mas grandes u omnipresentes como twitter y facebook.

En el lado de redes libres uno es propietario de sus propias declaraciones, intenciones, locuciones, exposiciones e incluso discusiones, en el otro ámbito no eres el propietario en ninguna de las maneras, porque siempre habrá algo o alguien en donde/que hará un buen (mal) uso de ellas.

Digo mal entre paréntesis porque eso no le incumbe nada a nadie, pero como son con intereses particulares entonces si se explaye en sus propios pretextos que a nadie le justifica ni necesita, todos ya sabemos bien porque y para que es la razón de ser de una empresa.

Esta metáfora me llegó hoy en la experiencia de ver problema de unos usuarios en un sistema propietario, en donde se quejaba de que sus respectivas maquinas tomaban unas decisiones por propia cuenta.
Nunca jamas de los jamases he visto nunca ninguna maquina que si bien desde la época de Commodore, Amstrad, Sinclair, e incluso las primeras Pc’s que tomasen unas acciones o unas cuentas independientemente del usuario.

El usuario tiene o mejor dicho tenía siempre el gran poder y el gran beneficio de la decisión, hoy ni tan cerca estamos (o están) en eso, con la excusa del avance o lo peor de todo con la premisa de ayudar a todo usuario de todo nivel, estos pues toman decisión y acción antes que te des cuenta.
De ahí que luego para que estemos un poco mas tranquilo usamos pues medios y plataformas comúnmente llamado gnu/linux, en donde no solo sabemos que no tomará absolutamente ninguna decisión, sino que aun matizaremos como, donde, cuando, porque, hasta que, y sobre todo hasta cualquier consecuencia que pueda resultar de ella o de ello.

¿Te puedes fiar de tu propia máquina? ¿Sabes que hace o esta haciendo mientras? ¿Te sorprende que adelante o adivine tus propias acciones? ¿No te ocasiona la menor sospecha que algún día haga algo que ni remotamente contemplabas pudiera realizar? ¿Te gusta que te ofrezca tanta ayuda personalizada? ¿Ni sospechas ingenuamente que puede hacer algo mas «que ayudar«?

Entonces si comenzamos a reunir cuentas, si nos confiamos de algo que desconocemos, y no nos confiamos de algo que podemos aun conocer hasta incluso en su propio código (en lo que ha sido programado o desarrollado), veremos pues esa diferencia en que por un lado no se entiende y por otro lado menos se entiende que no se supervise de alguna u otra forma las acciones y decisiones de una simple máquina.

Y lo mejor de todo es subestimar, muchos subestiman que las cosas no se pueden hacer así o asá, pero es curioso como al final consiguen hacerlas, consiguen contemplarlas o incluso en lo mejor de todo consiguen adelantar resultados y sobre todo beneficios. Las estadísticas obviamente están en mano de las máquinas, que gracias a su descomunal velocidad y sobre todo abrumada facilidad de realizar cualquier mínima operación, facilita unos resultados, unas conclusiones o incluso unas hipótesis que son difíciles de rechazar o ignorar.

Mi ordenador no sabe a quien voy a enviar un correo, mi máquina no envía nada a nadie, y lo se en mayor y mejor grado que en lo que desconozco. Mi ordenador no instalar actualizaciones cuando le da la gana al apagar, mi ordenador no busca ni tiene enlaces para descargar nuevas fuentes alternativas ni comerciales. Mi ordenador es eso : mi ordenador, con mis datos, con mis fuentes y con mis cosas privadas. Como si estuviese todavía en los años 80 con el Commodore 64/128, aquí se hace lo que uno en particular decida, aunque sea muy poco lo que sepa hacer, pero el ordenador tampoco se pasa «de listo«.

La película o no de American History X.

americanhistoryx

Ayer noche me quedé a contemplar la película «American History X» de la que tiene muchos o varios ángulos interesantes que tratarse.

 

Cabe destacar que el argumento de plano y de pronto no transmite ni gratitud, ni interés ni motivación alguna. Conociendo todos las polémicas, problemas y manifestaciones raciales diarias que se desarrollan o se producen en cualquier parte del mundo, todavía así no cabe olvidar nunca que en el peor de los casos todavía queda (o cabe un buen hueco) para la sorpresa, para las manifestaciones sorprendentemente mas claras y sobre todo para un avance cuando todo está colapsado o sin sentido, a nivel personal, particular y sobre todo muy íntimo.

El hilo, el argumento y sobre todo la forma en que poco a poco la película nos explica la historia ayuda (quizás demasiado) en entender y adelantar los hechos y las situaciones que se alcanzan (y por otro lado lo deja justo por encima o sin profundizar mucho mas de lo necesario).

 

Tan interesante es la forma o hilo metafórico que se sostiene de manera superficial pero mas que suficiente para cualquier espectador, que llegaba a tal punto en que me planteé incluso que esta misma película debería ser de visión obligatoria en ciertos ámbitos, en cierta edad y sobre todo cierto espacio con total dedicación al argumento. Generando así a la vez un debate después de la película en donde varios chicos jóvenes puedan analizar sus impresiones, sus conclusiones y sobre todo lo mas importante sus experiencias de como unos leves minutos con la familia cambia todo el sentido la vida de varias personas, queriendo o sin querer. No hablo ya de reaccionar ni despertar gracias a una hora y media de pura película, pero si quizás un toque de atención en algo que curiosamente puede pasar y suceder en cualquiera.

Revelar el argumento, del que casi ya he hecho bastante no tiene mucho caso, lo que si hace muy bien en aspectos generales es comenzar por la parte mas evidente de la crisis, o sea en máximo tono violencia. si vamos a hablar o hacer de esto pues vamos a lo que vamos, planteemos pues la situación real en unos minutos mas que suficientes de introducción.

 

American History X puede considerarse un tema y argumento de nivel medio o bajo para representar ciertas realidades cotidianas, pero como película que trata de poner algunos claros ejemplos de la sociedad es fácil pues interpretar, asumir o sentirse en la piel en algunos de ellos. Los entornos, la crisis económica, la inmigración, la historia, los barrios, las canchas, las pandillas, las salidas laborales, las amistades no deseadas, todo son parte del círculo que quieras o no estás incluido.

¿El final? El final de la película no augura nada, absolutamente nada, de ahí que luego se revele o se manifieste todavía con mayores intenciones los actos violentos, algo así como un efecto retardado que sale de una forma u otra. Difícil de evaluar y mucho menos de madurar. ¿Que se veía venir? Si claro todo se ve venir, pero precisamente si lo ves venir… ¿como es posible que no canalices otra opción? Pregunta bastante inoportuna e incluso ofendible a cualquier individuo/»paciente» cuando se haya en una situación tan “descontrolada” particularmente como personalmente.

 

Al final de todo hasta puedes darte cuenta que el real protagonista de la película es otro y no quien te pusieron en frente pantalla constantemente, es algo que no siempre estamos tan ni tan acostumbrados en reaccionar ni tener en cuenta con previo tiempo. Y todo tiene una semilla, ¿adivinas quien, donde y cuando surge? Pues de la forma mas sencilla, natural, neutral y curiosa del mundo. Lo cual por propia experiencia cabría incluso sopesar, sospechar y prevenir que podría suceder siempre así, pero es otro tema, otro debate y otra complejidad que dejaremos por ahora aquí.

Es muy muy discutible que un neonazi interprete las cosas de otra forma mas que las que ya tiene asumida. Pero aquí viene lo que a muchos en términos de psicología nos interesa mucho mas, que para no gastar mas palabras ni espacio lo podemos resumir en : «ser víctima de su propia medicina«. Cuando uno pues es víctima de ciertas condiciones es pues cuando cambia de valores bajo un juicio bastante imparcial pero simplemente víctima de una forma visión de la que sin querer queriendo entras a formar parte y juicio sin suficiente preparación ni visión amplia necesaria, sin hablar de perspectiva de vida, lo mismo que dijimos en anterior párrafo respecto a la semilla. Y aunque la película acaba con un lema muy claro y clarividente en todo el hilo y argumento, hay que entender por que, bajo que circunstancia y como se llega a él, cuando a priori todo parece «tan simple y sencillo«. La vida da muchas pero muchas vueltas, y tú… ¿estás preparado?.

 

XikuFrancesc

Manual para el uso de Facebook y otras drogas

1) No tomes demasiado y nunca muy en serio.

2) Nunca, bajo ningún concepto, borres una publicación. Errores cometemos todos, pero es preferible pedir disculpas y tratar de corregir el mal antes que fingir que acá no ha pasado nada. La publicación fallida quedará en el muro como una cicatriz que te recordará qué cosas no debes hacer. Eliminarla es el equivalente a introducir una ley de caducidad en tu cerebro; como todos sabemos, el olvido no opera tan fácil y, además, provoca serios traumas.

3) Acepta la solicitud de amistad de cualquier persona. En la medida en que hoy es técnicamente posible que el guardián de Eduardo Bonomi te grabe con la cámara de tu celular mientras te masturbas mirando anime porno, deberías asumir que la privacidad ha muerto y que si tratas de defenderla te va a pasar lo mismo que a los que luchan por el derecho de autor: el agua te va a pasar. No vas a resguardar mejor ni peor tus más escabrosos secretos en función de que tengas tantos o cuantos amigos o de que los conozcas más o menos. Además, si quieres guardar un simulacro de intimidad, siempre puedes segmentar tus contactos y definir qué información quieres transmitirle a cada uno de ellos. Pero rechazar solicitudes de amistad es de mal gusto. ¿Quién te crees que eres? ¿La reina de Holanda?

4) La regla anterior, sin embargo, admite varias excepciones. Podrás rechazar solicitudes de amistad en los siguientes casos: cuando el usuario en cuestión tenga cara de homicida en serie; cuando use una foto de perfil extraída de las primeras diez opciones que arroja Google al introducir la búsqueda “hot women”; cuando tenga menos de diez amigos; cuando sea un extranjero que llegó hasta ti por vaya uno a saber qué capricho del dios de los algoritmos.

5) No expongas asuntos problemáticos relativos a los ámbitos importantes de tu vida, como la familia, el trabajo o la militancia. Las fronteras de la sensibilidad no son las mismas para todos, y es fácil que una persona cercana a ti en el mundo real pero que no integra tus redes virtuales -y que, por lo tanto, no conoce tus códigos de comunicación en ese ámbito- se sienta ofendida por algo dicho allí. Por ejemplo: si eres un profesor de enseñanza media, no traigas a colación asuntos relativos a tus alumnos, no te burles de sus errores o te quejes de su comportamiento. No, chicos, no: aunque no tengan a los botijas en Facebook, no está bien.

6) En directa relación con el punto anterior, ten en cuenta que las cosas que dices y haces en las redes tienen consecuencias en la vida real. Si no, pregúntenles a los empleados públicos argentinos que embanderaron sus redes con la letra K y perdieron su trabajo durante los primeros meses del gobierno de Mauricio Macri. Esto no quiere decir que haya que aceptar como una cosa natural la vigilancia del gran hermano. Pero esa vigilancia existe y tiene poder. De nada sirve decir “uh, yo no sabía que iban a revisar el Facebook” luego de haberte comido el garrotazo. Por lo tanto, actúa a conciencia y elige tus batallas.

7) No te enfrasques en discusiones. Si no resistes el impulso de decir algo jugado y controvertido sobre alguna cuestión ontológica o de actualidad, dilo todo de una vez, escribe largo si es necesario, pero una vez dicho lo tuyo, llámate a silencio, sigue con tu vida y evita participar en el foro de comentarios que, eventualmente, puede haber germinado bajo tu idea. A no ser que hayas encontrado un nicho de mercado estupendo y que alguien te pague por hacerlo, invertirás demasiada energía en una práctica improductiva, gastarás pólvora en chimangos y perderás un tiempo precioso que podrías estar dedicando a trabajar, descansar, cultivar tu intelecto o mirar partidos de la Copa Uruguaya Coca-Cola, tanto da.

8) Respira hondo antes de ceder a la tentación de explicarle cómo funciona el mundo a una persona que, sin saberlo, está proponiendo intervenir sobre lo social mediante la aplicación de ideas dignas de Josef Mengele. Facebook no es precisamente la materialización de la esfera pública con la que soñaba Jürgen Habermas, así que modera tus esperanzas de sostener allí un debate racional.

9) Ten en cuenta que puedes hacer humor con cualquier cosa pero que la excusa “es un chiiiiiiste boludo! no da para tanto!” no te va a salvar cuando un grupo radical entre a tu casa con la intención de ametrallarte a ti y a toda tu familia. El humorista es a la vida lo que el exquisito al fútbol: si hace una de más, probablemente lo atiendan.

10) No te indignes. Si algo te solivianta, elabóralo, procésalo, agrégale valor, haz con ello algo mejor. Las personas que te leerán se dividen en dos: las que están tan indignadas como tú y aquellas a las que les chupa un huevo tu molestia. En el mejor de los casos, con las primeras sólo podrás elaborar una rosca de manija mutua con consecuencias de las que te arrepentirás luego. Los otros se reirán de ti o te ignorarán.

11) No compartas información por mera empatía. Ya sea la foto de un supuesto violador o el testimonio de una señora indignada porque no le paró el bondi, puedes tomarte un tiempo para averiguar qué es lo que estás tentado a compartir y luego decidir si hacerlo o no. Como los cocodrilos y las tortugas, la empatía puede parecer una buena mascota, pero, no lo olvides, crecerá.

12) Nunca, never, jamais, viajes en el tiempo. Si eres un viejo como yo y sigues usando la computadora, a la derecha de la pantalla verás la timeline, una ventana mágica que te llevará al pasado. Pero que no te engañen: el pasado es un lugar acogedor si lo recuerdas, pero un horrible purgatorio si lo vives nuevamente. Y el examen positivista de la propia vida que habilitan las nuevas tecnologías -reproducción de conversaciones, videos, fotos, todo al alcance de un solo clic- es lo más parecido a ese capítulo de Black Mirror que retrata una sociedad futura en la que la gente puede reproducir, dentro de su cerebro, todo lo que alguna vez vieron sus ojos o escucharon sus oídos, y en donde hay un pinta que, tras una ruptura amorosa, no puede dejar de revisar una y otra vez el proceso que lo llevó de una relación feliz a una vida triste y miserable. Y como dijera Fatigatti, eso es como la droga: un gol de ida.

13) No uses redes sociales de otros. Lo hice y no es gracioso; es terrible. Todavía no está del todo claro que las redes sociales son un dipositivo para construir ficciones, y que lo dicho en esas ficciones no necesariamente representa lo que la persona detrás del avatar cree en realidad. No pasa como con los actores, que ya sabemos que están jugando a ser otros (salvo, según escuché, en las comedias brasileñas; ahí se lo toman todo muy a pecho). Entonces, no nos hagamos los superados. Esa idea de que el público está más avispado y ya no cree en nada, y que por lo tanto nada de lo que digamos nos compromete, es mentira. En general, tenemos una relación plena con los perfiles de las redes y creemos que lo dicho por el avatar es representativo de algo. Por ende, usurpar un perfil es suplantación de identidad.

14) Nunca rechaces las opiniones discordantes que tus contactos comparten en tu muro bajo el argumento de “es mi muro, si no te gusta, no comentes”. No, pibe, no. Primero, el muro no es tuyo, es de un señor con cara de bueno que se llama Mark y le entrega tus secretos al gobierno; segundo, decir eso es de gallina. Hay un viejo dicho que dice que el que expone se expone, así que si hablas, bancate las consecuencias.

15) No trates de resolver las discusiones sobre política con un “bueno, esto es la democracia, cada cual puede tener su propia interpretación, son formas de ver. saludos”, porque de esta manera, si bien parecerás una persona tolerante y liberal, estarás comunicando indirectamente que crees que el otro tiene razón pero que no quieres dársela. Vamos chicos, somos grandes, podemos asumir la derrota y no discutir al pedo.

16) No tienes la obligación de pronunciarte sobre todos los problemas que ocurren en el mundo. Tampoco tienes la responsabilidad de tener una opinión formada con respecto a todos los temas de agenda. Puedes, honestamente, preguntar. Con suerte, encontrarás algo de luz al final del viaje.

El desarraigo como fin

Melancholy, Edvard Munch, 1891, Oil on canvas, 72 cm × 98 cm (28 in × 39 in)
Por: David P.

Es posible que ya no haya solución para el problema eterno del ser humano: la explotación de unos por otros. En tal caso, se ve ya sentido a lo que sucede hoy en día con «el mundo». En este escenario ya no es necesario un telos, no hay importancia en el rumbo ni en el camino, solo «el presente» rige nuestra existencia y acciones. Ha sido un proceso de tipo histórico lo que ha fomentado este resultado, como bien es sabido y demostrado cientos de veces.

Luego de que desaparecieron las formas de ver «al futuro», el vaciamiento inmenso que hemos sufrido como humanos nos ha dejado arrojados a un continuo cinismo (en cierta manera hipócrita porque todos de una manera u otra, hemos visto las barbaridades de la historia por televisión, radio, internet…) que también tiene su propia demanda: la creencia en lo que esté más a mano, el aferramiento feroz a cualquier fuente materna de arraigo, una vinculación con el mundo real, que no nos deje sin un objetivo, que nos asegure la existencia. Pero este arraigo no es ilimitado, ni en tiempo, espacio o telón. Se renueva, cambia a partir de ciertas acciones, etc., se le presenta al ser humano como medio para ganar sentido en un mundo asqueroso.

El desarraigo se expresa fácilmente en lugares masivos, por ejemplo la feria del libro de algún país, donde un “youtuber” hace rebasar la capacidad de los auditorios, a pesar de estar vendiendo un libro básico y pobre. Se expresa en las redes sociales con las causas globales, las tendencias, que no son más que formas de asirse de un poste para no caer tan pronto. Tiene fenómenos hermanos, como por ejemplo el miedo o la paranoia (represiva), dos ingredientes de hoja clínica del humano contemporáneo. El miedo lo adquirimos cuando matamos a dios, la culpa que sentimos por cada uno de nuestros nocivos actos nos va arrojando en el fango del duelo. La paranoia la empezamos a sufrir cuando enajenamos nuestros derechos en la vigilancia estatal, privada y la dominación (de clase).

¿Quién iba a pensar? Lo que engendra con mayor ahínco la esperanza es su total opuesto, una realidad brutal, pero la humanidad es la excepción a la norma, ninguna negación, ninguna demostración de muerte es suficiente para hacer que busquemos lo bello con más fuerza, antes nos hace más indiferentes y pone una coraza de sumisión. El desarraigo refuerza la explotación de los grupos cúspide sobre una mayoría cada vez más sola, vacía y abandonada.

Ya no valen las muertes de miles de mártires luchando por jornadas laborales más cortas y dignas, no valen las guerras civiles que esbozaban lejanamente la libertad y la igualdad de los más excluidos. Las verdades son muchas, todos tienen razón, todo es válido, todo es aceptable, todos pueden hacer lo que quieran, todos pueden ir a donde deseen, todos pueden tener un automóvil, y todos pueden tener un trabajo.

¿En qué creer? Creer en ISIS1, en la causa del islam, de la seguridad, de las cámaras de vigilancia. Se puede creer en seres humanos totalmente increíbles como un fanfarrón con jerga asesina y vulgar de candidato a presidente. También se puede creer en que nuestro país es mucho mejor que el del vecino, en el próximo mundial o en los “youtubers”. Se puede creer en el catolicismo, en que el mundo acabará como la biblia lo aseguró, en facebook, en guasá, en la democracia representativa, en el trabajo, en la virgen o en el papa. El futuro es ahora y por lo visto, no hay alternativa.

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1 Para ver un excelente texto al respecto: La yihad como crisis de sentido: Juventud occidental en busca de Absolutos. https://mrmorlock.wordpress.com/2016/04/01/la-yihad-como-crisis-de-sentido-juventud-occidental-en-busca-de-absolutos/